Suavemente,
como nave que se inclina,
afuera sopla la tormenta.
Sentado, solo, a la luz de una vela,
preparo la tinta china, con paciencia.
La montaña es um mar nocturno
y cuando llega el viento feroz
el bosque de bambúes es una ola gigantesca
que se estrella contra el farallón;
y los robles, como pequeñas olas,
rugen y muestran sus dientes blancos.
La cabaña en peligro,
velero a merced de un mar furioso.
Debo dibujar un mapa con mis propias manos
para surcar las aguas de este mar violento.
Tranquilo,
se mueve el barco.
Bajo la frágil luz del puente,
pinto bambúes con la tinta negra
sobre la página en blanco.
Mar de penurias, la vida. Entonces,
¿cómo podrá ser la montaña la misma siempre?
Un velero solitario a la deriva
en el mar nocturno, bajo la tormenta.
Un pincel que tiembla.
Oh Sae-young, 1942.
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