Pum, corazón, pum, silencio…
Así late el amanecer.
Así late el amanecer.
La desigual sonrisa de la nada, invade la noche y mi cielo.
La historia de tus labios y la melodía de tus ojos,
convierten el sol en invierno. Un dulce invierno que me abraza y deshace mis
sentidos en balbuceos sin sentido, ilógicos versos de sincera ingenuidad.
Tu piel incita a mis sentidos y al mismo tiempo mantiene
atadas mis manos.
Palabras ficticias derriten la tinta de mis manos, pero la pálida realidad llueve lenta en el silencio.
Palabras ficticias derriten la tinta de mis manos, pero la pálida realidad llueve lenta en el silencio.
Late rápido mi aliento y respira profundo el corazón, cuando
tus manos se deslizan buscando rastros de mi piel. Una efímera charada, que me
regala una vida fugaz, de sinceras y tímidas sonrisas, que resbalan por tus
mejillas y se esconden en las comisuras de tus labios.
Envidio todo lo que te rodea, me asfixia no conocer tu
soledad, me mata lentamente saber que los brazos que te abrigan no son los
míos, aún pudiendo serlos.
Y sí, lo confieso, mis instintos son tan bajos y mi cobardía
es tal, que esta es la única voz que encuentro para expresar mi verdad.
Un corazón en blanco y negro, colgado de un cielo oscuro, en
la nada de la fantasía…
Ojalá fuera yo a quien miras cuando no miras, en quien
piensas cuando no estás, quien empuja tus sonrisas y por quien se encienden tus
ojos.
Herr Hofmy
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