Esta noche era la Noche. Esta noche era distinta. Esta noche
sucedería, tenía que suceder. Al igual que había sucedido antes. Al igual que
volvería a suceder, una y otra vez.
Todos responden a la Necesidad. Oh, ese alarido sinfónico de
mil voces que se esconden, el grito de la propia Necesidad, la entidad, el
observador silencioso, algo que será está frío y quiero, que ríe, el Bailarín
de la Luna. Ese que no soy yo, ese que se burla de mí y se ríe y llega con la
intención de saciar el hambre. Con la Necesidad. Y en esos momentos la
Necesidad era muy fuerte, se arrastraba sigilosa y fría y anillada, restallando
pensativa, dispuesta, muy fuerte, muy dispuesta ya…, pero seguía esperando y
observando, y obligándome a mí a esperar y a observar.
Darkly dreaming Dexter.
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