martes, 5 de junio de 2012

DesEsperanza pre-universitaria, o cómo piensas que vas a odiar durante tres días el sistema educativo y acabas odiando el transporte público.


Escribo esto desde mi teléfono móvil, sentada en el suelo de la estación de San Fernando de henares. Esta mañana fuimos desde aquí a empezar los exámenes del selectivo (sin complicaciones aparte del calor) y compramos un billete de 10 viajes para estos días de tren. A la vuelta de la universidad no hay ningún tipo de torno o puerta que separe la universidad de la estación, ni forma de picar el billete aparte de las ventanillas que oportunamente estaban cerradas. Resultado, llegamos a la parada de San Fernando y los revisores que deberían estar en Alcalá indicando cómo sacar los billetes están pidiéndoselos a los que venimos de Alcalá y tenemos pinta de estudiantes, dejando salir al resto. Busco mi billete, se lo enseño al revisor y me dice que no vale.
+¿Qué no vale? Lo he sacado esta mañana, le quedan 9 viajes y me he gastado más de 12 euros en él.
-No vale porque no lo has picado.
+No lo he picado porque no hay máquina para picar
-Pues págame 11 euros o me das tu documentación
+Ni te voy a pagar ni te voy a enseñar mi documentación. Si quieres verla llama a un nacional que es el que tiene autoridad para pedírmela. Y si no le importa quiero la hoja de reclamaciones.
Acto seguido la gente que estaba en la estación se da cuenta de lo que estaba pasando y empieza a apoyarnos, echándose encima de los revisores y pidiendo explicaciones. Para cuando llega la policía varios han pagado por la presión, una compañera no deja de llorar y otros pocos estamos poniendo reclamaciones.
Han pagado incluso los que tienen abono mensual. A todo esto siguen llegando trenes de la universidad, y según se bajan avisamos a la gente de lo que está pasando y les decimos que no paguen nada, que den la documentación y listo. Apuntan los datos para mandar la multa a casa, pero esas cartas nunca llegan. Llegados a este punto los del primer tren ya hemos salido y quedan retenidos los del segundo y tercer tren, y siguen llegando.
En ese momento ya nos vamos de la estación, tengo mi hoja de reclamación oficial que entregaré mañana y pienso sacar fotos de la estación para colgarlas en cuanto vuelva. Hay que decir que no es el único sitio donde se han puesto estos controles, también hay en sitios clave como la complutense [línea 6 de Metro]. Por lo visto los estudiantes estresados por nuestro futuro somos víctimas perfectas para una buena recaudación durante tres días. Sé que no se va a solucionar nada y que mañana volverá a pasar algo, pero al menos escribiéndolo se me pasa el cabreo.
Y así es cómo iba a escribir una crónica de mis exámenes y termino denunciando el transporte público. Gracias, señora Esperanza.



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