Qué lento se vuelve el tiempo cuando juega con tu nombre.
Encontrar una mirada tuya en el pliegue de mi almohada puede
suponer una pequeña eternidad mientras la sopeso entre mis manos.
La oscuridad es el testigo de aquello que no quiero olvidar.
Arrastrando mis palabras por los rincones encuentro uno de
nuestros olvidados besos, que juguetón me envuelve, me invade y se funde en mis
labios con el deseo de revivir. Su sabor me recuerda al sabor de la vida al
único sentido de todo que solo puedo encontrar en tu boca.
Desfallezco en la nada y encuentro las cosquillas de tus
manos, la vida que de ellas emergen. Con sus maniobras hacen castillos
artificiales en el aire dibujando el olor de tu cuerpo.
Me lanzo a vivirlo, te respiro hondo, te aspiro, te aprehendo,
te ansío, te asgo, te adoro, te venero…
Me abrazo fuerte a todo ello que no dejo escapar para que no
se convierta en un simple recuerdo. Prefiero un oscuro presente que un posible
olvido.
Mi mente es tu nombre, mi piel es tu aroma, mi carne tus besos
y mi presente tu cuerpo.
Amante del tiempo, amante en el tiempo, eres Amor que el
amor en sí representa, todo amor está en ti mismo.
Qué lento se vuelve el tiempo cuando juega con tu nombre.
Herr Hofmy.
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