Cómo duele echar de menos las caricias, y sentir que el aire
te arropa. Ahora me acuerdo de lo que era echar en falta algo y saber que
aunque lo tenga enfrente solo lo podré pensar. Necesitaba unos días de
desconexión para aclarar, y gracias al espacio lo he podido conseguir. He
notado como por las noches el frío calaba por mis piernas y recordaba tu calor.
Como cada vez que te he pensado he intentado que supieras que no te voy a
fallar ni aún estando lejos. Por las tardes he anhelado nuestras conversaciones
y la música prohibida que dejaba pasar. De desear tenerte cerca y franquear los
muros que nos impiden demostrarnos la verdad inminente. Que eres tú y no
cualquiera el que demostró que el tiempo no separa si no se quiere, y que lo
podemos parar para echar un vistazo al pasado y recordar, sabiendo que lo que
imaginamos del futuro puede ser real, y también saber que puede que no sea un
sueño, que la utopía no lo es tanto si nos ponemos a analizar, y a sentir como
un día lo hicimos. Esperar que todo esté bien y que a pesar de los deslices no
nos olvidamos. Que amenazamos por miedo a expresar lo que sentimos limitándonos
a vivir una historia con la mitad de las posibilidades. Te pienso y solo
necesitaba alejarme de todo para comprobarlo. Para saber que un día me gustaría
“alejarme de todo” contigo, y que viviéramos la tranquilidad desde un primer
plano. Perdernos por nuestra vivencia distanciando cualquier problema. Hacer
tiempo contándonos un cuento, o esperar con hambre a que se haga la comida.
Vivir nuestra propia historia y saber que estamos bien al lado del otro, desear
que no se acabe ese momento y reinventarnos juntos haciendo del tiempo nuestra
pequeña muestra de pasión que podemos controlar, probar del todo el azúcar de
las estrellas y gritarles para que bajen con nosotros.
Sé que es esto lo que necesitaba para comprender mi futuro y
con quien quiero andarlo. Es muy difícil controlar las sensaciones y señales
que nos manda el corazón, pero más lo es intentar evitarlas. Si lo conseguimos
quiero que sea contigo, y si nos equivocamos, que sea juntos, así nunca
podremos decir que lo hicimos porque sí.
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