lunes, 30 de septiembre de 2013
domingo, 29 de septiembre de 2013
Eyes
Over pushing myself to finish this part,
I can handle a lot,
But one thing I'm missing is in your eyes.
I can handle a lot,
But one thing I'm missing is in your eyes.
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jueves, 26 de septiembre de 2013
7.
Cómo duele echar de menos las caricias, y sentir que el aire
te arropa. Ahora me acuerdo de lo que era echar en falta algo y saber que
aunque lo tenga enfrente solo lo podré pensar. Necesitaba unos días de
desconexión para aclarar, y gracias al espacio lo he podido conseguir. He
notado como por las noches el frío calaba por mis piernas y recordaba tu calor.
Como cada vez que te he pensado he intentado que supieras que no te voy a
fallar ni aún estando lejos. Por las tardes he anhelado nuestras conversaciones
y la música prohibida que dejaba pasar. De desear tenerte cerca y franquear los
muros que nos impiden demostrarnos la verdad inminente. Que eres tú y no
cualquiera el que demostró que el tiempo no separa si no se quiere, y que lo
podemos parar para echar un vistazo al pasado y recordar, sabiendo que lo que
imaginamos del futuro puede ser real, y también saber que puede que no sea un
sueño, que la utopía no lo es tanto si nos ponemos a analizar, y a sentir como
un día lo hicimos. Esperar que todo esté bien y que a pesar de los deslices no
nos olvidamos. Que amenazamos por miedo a expresar lo que sentimos limitándonos
a vivir una historia con la mitad de las posibilidades. Te pienso y solo
necesitaba alejarme de todo para comprobarlo. Para saber que un día me gustaría
“alejarme de todo” contigo, y que viviéramos la tranquilidad desde un primer
plano. Perdernos por nuestra vivencia distanciando cualquier problema. Hacer
tiempo contándonos un cuento, o esperar con hambre a que se haga la comida.
Vivir nuestra propia historia y saber que estamos bien al lado del otro, desear
que no se acabe ese momento y reinventarnos juntos haciendo del tiempo nuestra
pequeña muestra de pasión que podemos controlar, probar del todo el azúcar de
las estrellas y gritarles para que bajen con nosotros.
Sé que es esto lo que necesitaba para comprender mi futuro y
con quien quiero andarlo. Es muy difícil controlar las sensaciones y señales
que nos manda el corazón, pero más lo es intentar evitarlas. Si lo conseguimos
quiero que sea contigo, y si nos equivocamos, que sea juntos, así nunca
podremos decir que lo hicimos porque sí.
lunes, 23 de septiembre de 2013
Showbiz
Controlling my feelings for too long
Controlling my feelings for too long
Forcing our darkest souls to unfold
And forcing our darkest souls to unfold
And pushing us in to self-destruction
Pushing us in to self-destruction
And they make me, make me dream your dreams
And they make me, make me scream your screams
Controlling my feelings for too long
Forcing our darkest souls to unfold
And forcing our darkest souls to unfold
And pushing us in to self-destruction
Pushing us in to self-destruction
And they make me, make me dream your dreams
And they make me, make me scream your screams
domingo, 22 de septiembre de 2013
Pastel de crema.
Fue bonito mientras
duró. Lástima que se haya acabado el pastel y no podamos gozar de su textura y
la profundidad con la que la autora me deleitaba. La de horas que pasé llenando
mis ojos con la dulce masa, disfrutando del olor, del azúcar glass espolvoreado
por encima como si de nieve virgen se tratase…
Largas noches anhelando uno nuevo, intentando pasar cada
tarde por la pastelería para ver si ya estaba hecho, mi pequeño caprichito
personal, del que no esperaba menos que una sonrisa a la cara y una amonestación
escrita en forma de tarjeta amarilla, advirtiéndome de que hay cosas ilegales
que no se pueden hacer a los férreos ojos de la moral. Pero muchas de esas
veces estaba cerrado, y solo podía ver ante la supervisión de la persiana, una
presencia ausente, un cartel luminoso que anunciaba un futuro no muy lejano. La
abismal derrota que nos demuestra que no siempre somos efectivos y que unas
veces se gana, y otras te toca hacerte el digno y aceptar la derrota de una
forma moralmente humillante.
Dado este caso, entonaré mi juramento de derrota y diré: He
fallado, si, pero siempre seguiré con la cabeza bien alta, echando de menos
aquellas largas horas de conversación para llegar al gélido presente donde ya
no está mi pastel, y donde mi barriga ruge al compás de una triste canción.
Canción de caídos, canción de aquellos que por querer levantarse fueron
mutilados y ametrallados con desprecios del calibre 7’62. Por la presente firmo
y sello, con la firma de la añoranza y el sello grabado a fuego en mi corazón,
de que ya nunca volveré a encontrar la nieve, ni el suelo de mi pastel, ni
siquiera aquel trozo que se quedó en la despensa, sin que nadie se lo comiera,
a expensas de manos equivocadas y deseos codificados. Al fin y al cabo estoy en
otro nivel, inferior por cierto, ¿Cómo pude pretender entender la gastronomía
de tus ojos y aquella voz qué se me hizo presente más de una vez? Pues en
cierta manera, y tras haber presentado mi tratado de capitulación sin
precedentes, y sin derecho alguno, me rindo de forma oficial. He sido testigo
de que, a veces, ese último trozo nadie lo quiere, y que al final termina en la
basura junto a todas las inquietudes, toda la espera y todas las ganas que
tenías de disfrutarlo. ¿Seré yo ese último trozo?
Lord. OH
Infección.
Estoy cansado de este mundo, sus incomprensibles
gobernantes, su forma de despreciar los grandes talentos, la manera en la que
se desperdician los recursos, las fórmulas que dirigen a las masas, su
precipitado caos informativo, su todavía más precipitado ritmo de cambio, la
idealización de los menos aptos como modelos, de inalcanzables metas y pesadas
aglomeraciones en autopistas, centros comerciales… Es como si todo hubiera sido
cortado por el mismo patrón, como si la única elección que nos quedara estuviese
en la ropa que no queremos vestir, la comida que no queremos comer, las
personas con las que no queremos estar o los lugares que no queremos visitar…
Este proceso es más cercano a un suicidio en masa que a un progreso ya
olvidado, aunque parece no importar a nadie mientras sigamos teniendo absurdos
avances tecnológicos o científicos, que abren las puertas al desprecio de las
emociones, a la desidia y a una terrorífica miseria interior.
Ciudadanos de este negro planeta, bienvenidos a la era más vacía de cuantas nos han precedido, a la época de la muerte individual, de los valores, de la cultura y lo más fatídico aun, de la libertad… Mientras tanto sigan en su silla de oficina, en una cadena de montaje insufrible, estudiando entre muros ciegos donde la lucidez es tan artificial como lo aprendido entre estos o en el sofá de sus casas abducidos por la programación televisiva más aturdidora que pongan. Sufran con gusto la domesticación de la forma más adaptativa que encuentren ¡No sean insurrectos o serán odiados! Sigan tragando, buscando la manera de no-ser que más se les antoje porque, es tan evidente que podemos elegir...
Yo elijo escupir esta mierda que no sirve para nada igual que tu estúpida y cómoda actitud, podría elegir otras cosas si no fuera por su condición ilegal en este mundo de fronteras y desigualdades que importan tan poco como el rumbo que nos conduce cada día hacia la nada más absoluta. Tachadme de enfermo mental si eso os satisface, etiquetadme sin pudor que yo desde el otro lado diré que los locos son todos ustedes y seguiré con mi extravagante camino adireccional. ¡QUE OS FOLLEN!
Ciudadanos de este negro planeta, bienvenidos a la era más vacía de cuantas nos han precedido, a la época de la muerte individual, de los valores, de la cultura y lo más fatídico aun, de la libertad… Mientras tanto sigan en su silla de oficina, en una cadena de montaje insufrible, estudiando entre muros ciegos donde la lucidez es tan artificial como lo aprendido entre estos o en el sofá de sus casas abducidos por la programación televisiva más aturdidora que pongan. Sufran con gusto la domesticación de la forma más adaptativa que encuentren ¡No sean insurrectos o serán odiados! Sigan tragando, buscando la manera de no-ser que más se les antoje porque, es tan evidente que podemos elegir...
Yo elijo escupir esta mierda que no sirve para nada igual que tu estúpida y cómoda actitud, podría elegir otras cosas si no fuera por su condición ilegal en este mundo de fronteras y desigualdades que importan tan poco como el rumbo que nos conduce cada día hacia la nada más absoluta. Tachadme de enfermo mental si eso os satisface, etiquetadme sin pudor que yo desde el otro lado diré que los locos son todos ustedes y seguiré con mi extravagante camino adireccional. ¡QUE OS FOLLEN!
P.Dubois.
domingo, 8 de septiembre de 2013
Noche
Llovía. Llovía tanto que la noche estaba ciega. Ciega de
llanto, de ira. Ciega de olvido.
Se congeló el aliento y los minutos dejaron de contar mis
palabras, que marchitas caían al viento.
Frío, no sólo frío, helado era el hedor que desprendían mis
manos asiendo la nada, la nada de tu boca.
La calle húmeda hacía reales mis pasos, que latían
acelerando mi pulso, haciendo reales los pensamientos, que lentos se fugan de
mi mirada.
Los susurros de sus gritos me hicieron consciente de esa
media verdad de sangre, de esas páginas manchadas con tinta de mis ojos, que
empapadas intentan convertir palabras en alas para emprender un sueño.
Nada a mi alrededor, oscuridad, lúcida oscuridad en este
cementerio de luces amarillas y arcén.
Mi piel se eriza y se realza la marca de Caín que supura mis
poros.
Corro, corro con todas mis fuerzas, sin siquiera levantar un
pie del suelo. Huyo, grito, lloro, pero nada ocurre.
Nada, la nada es la clave. Es el principio de todas las promesas en blanco que poco a poco borran los pétalos que se desprenden de mis recuerdos.
Nada, la nada es la clave. Es el principio de todas las promesas en blanco que poco a poco borran los pétalos que se desprenden de mis recuerdos.
Mis pasos pesan, casi tanto como mis ansias.
Giro mi cabeza y por fin la encuentro.
Tiritando, mojada, hinchada de lágrimas, henchida de abandono.
En una esquina, sentada, acurrucada entre el olvido y el sueño, encuentro de nuevo mi alma.
Tiritando, mojada, hinchada de lágrimas, henchida de abandono.
En una esquina, sentada, acurrucada entre el olvido y el sueño, encuentro de nuevo mi alma.
Herr Hofmy
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