Foto: Clara Serer |
Son las 8:18 y ya llevo un rato sentada en la puerta de la
terminal 1 de Barajas. Sé que no llegas hasta las 9, pero no quería
arriesgarme. Me parece simplemente increíble que hoy vaya a (re)conocerte,
después de tanto tiempo. ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? Fue extraño,
porque pese a las fotos que me hiciste ese verano apenas hablamos nada. Fue meses
después, por msn… ese programa que ahora
creo solo usamos tú y yo. Empezamos a hablar y al poco tiempo me pediste mi
dirección, que te di.. y 3 días después llegó la primera carta. Fue una pasada,
y más cuando llegó un punto en el que solo hablábamos de esa manera. Me
encantaba llegar a casa de clase y saber que al abrir el buzón habría un
trocito de papel para mí. Vaya testamentos te escribía, no sé cómo no te
cansabas de leerme. Desde que me pediste la carta diaria (“Me gastaré el dinero
del tabaco en sellos y así dejaré de fumar!”) allá por la segunda semana de
marzo del año pasado… cumplimos perfecto salvo la última parte. “Una carta por
cada día del año a partir de hoy… menos la última, que seré yo”. Me pregunto
cómo hubiese sido esto si cumplimos esa parte, si viviésemos más cerca… Creo
que siempre hubo mucho en contra. Pero aquí estamos. Son ya y media y estoy
impaciente, no dejo de mirar los coches al pasar por si eres tú. También me
pregunto si vendrá ella, sé que te gustaría despedirte… pero algo me dice que
no le dijiste nada por no verla llorar. Creo que no llego a asumir del todo lo
que está pasando, ni cómo será a partir de ahora. Tienes que tener el pelo
larguísimo ya, puede que incluso más liso que hace 3 años. ¿Vendrá toda tu
familia a despedirte? Espero que no sean muy vergonzosos, porque yo voy a
llorar seguro. No es normal que la primera vez que vaya a verte sea una
despedida. En realidad sé que no debería ponerme así, no creo que vaya a cambiar
mucho entre nosotras salvo el horario, ya que casi hablamos por mensajes o chat…
y puestos a estar separadas dan igual 400Km que 10.000. Voy a intentar
encontrar un trabajo y ahorrar para poder ir a verte, que debe ser un sitio
genial. Son menos cuarto y algo me oprime el pecho. Ni siquiera sé cómo es tu
coche, me da miedo que pases y yo no te vea.
Menos diez.
Menos cinco.
En punto.
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