viernes, 6 de diciembre de 2013

Suturas.

Dice tu mirada todo lo que callas.
Dice otro verano triste surcando
tus mejillas arrasadas. Preciosa
en tus ojeras bañadas de luz azul
frente a la máquina expendedora de quirófano.
Y que nunca seas. Y.

Desconvocas a la mañana
en tu sonrisa rota de extintor caducado,
de azulejo y fluorescente y ascensor cerrándose.
De qué huyes. Al pasado.
De qué te escondes aquí dentro.
Suturada al olor a lejía y orina de estos pasillos
que es el dolor perforado del miedo a otra muerte.
Y ojalá que nunca me seas, porque.
Ojalá nunca.

El dolor
y la memoria, empujándonos hacia el abismo
del otro. Atándonos en lo invisible.
Prendiéndonos de futuro las heridas
fuego. Suena
el busca y no me encuentro.
Juegas. Muero.
"Lo imposible es imposible.
Menos tú."
Justo aquí.
En este momento.
.
.
.

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